Ira

Ada Colau limpia, fija y da esplendor

Ahora que Rita Barberá está todo el día en el candelero televisivo por (presunto) blanqueo de dinero y el PP valenciano imputado todo él a raíz del caso Imelsa, es un agravio comparativo lo que se publica de Ada Colau y su gestión. De la protagonista de “La hostia en B”, la senadora interpreta su mejor papel ante la cámara delante del cheque por valor de 1000 euros firmado por ella misma.

Una de las maniobras urdidas por el PP valenciano para su autofinanciación consistía en “limpiar” los billetes de 500 euros procedentes de comisiones; y una vez “limpias” las alcantarillas, salían sonrientes los cabecillas de la trama en los actos populares, rompiéndose las manos al aplaudir tanto a Rita Barberá como a Mariano Rajoy.

La Real Academia de la Lengua define “limpiar” como la “acción de eliminar lo que sobra, sea algo superfluo o inmundicia”. Mala comparación la que ha hecho el concejal del PP en Palafolls, Oscar Bérman, al mandar a Ada Colau a fregar suelos “si ésta fuera una sociedad sana y democrática” porque es justo lo que está intentando hacer: limpiar un estamento, la política, que en su día se convirtió en clase privilegiada y a la que le sobran soberbia y prepotencia. Atrevida ignorancia en su titular a Ada Colau y desfachatez para quitarse el disfraz de gato pardo nocturno y descubrir el lobo ibérico que lleva dentro: a Internet y las redes sociales le remito al lector, donde propone el cierre de las facultades de sociología y política, afirma que Franco salvó vidas con la Dictadura o se compadece del hombre del siglo XXI porque existe la Ley de Violencia de Género; y es que algunos no pueden negar ser digna camada de aquellos jerarcas conservadores, léase Manuel Fraga y la propia Rita “B”, que mamaron de la teta franquista para fundar Alianza Popular. ¿Qué se puede esperar?

Mucho tienen que limpiar personas como Ada Colau para adecentar esta casa y venderla como si fuera nueva. No me refiero solo a políticos sinvergüenzas, sino a los que les votan…para que esta sociedad sea “sana y democrática”. No hay año que no se homenajee a Franco o se celebre el 23F en algún bar con el cuadro del caudillo o delante de una paellada; luego, tras café, copa y puro, se intuye que cantan el Cara al Sol con el puño en alto, aunque solo se inmortalice la imagen para colgarla en Twitter y propagar su ideario con faltas de ortografía. Porque con Franco a Rita Barberá se le presupone la absolución general, no la imputación. Porque con él, Ada Colau se conformaría con una fregona en la mano y no habría aspirado a ser alcaldesa de Barcelona.  Porque con Franco, no estaríamos leyendo esto. 

 

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